Como cada año, al escuchar el sonar de las campanas que marcan el inicio de un nuevo año, la mayoría de los mexicanos comerán 12 uvas y con cada una pedirán un deseo o pensarán en propósitos por alcanzar en 2019
Por Verenice León Urieta
México, 30 Dic (Notimex).- Como cada año, al escuchar el sonar de las campanas que marcan el inicio de un nuevo año, la mayoría de los mexicanos comerán 12 uvas y con cada una pedirán un deseo o pensarán en propósitos por alcanzar en 2019.
Esta tradición, que en la actualidad es muy conocida y se lleva a cabo cada año en los hogares del país para despedir la noche vieja, tiene su origen en varias teorías que se remontan al siglo XIX en España.
La primera de ellas menciona que en 1909, hubo muy buena cosecha de uva y los agricultores de la comarca alicantina del Valle del Vinalopó aprovecharon para sacarlas al mercado bajo el nombre de las ’uvas de la suerte’, indica el portal ’uvasdoce.com’.
De acuerdo con esta teoría, algún lugareño guardó, como singular y exquisito postre para la cena de Nochevieja, granos de uva suficientes como para que cada comensal los tomara cuando el reloj diera la medianoche.
Por su parte, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Uva Embolsada del Vinalopó señala que el origen de esta tradición se remonta a finales del siglo XIX, como un acto para ridiculizar a la aristocracia.
Esta teoría señala que en las últimas décadas del siglo XIX las familias españolas de la aristocracia, influenciadas por sus homólogas francesas, tenían la costumbre de organizar encuentros privados con motivo del fin de año, en los que se servía champán y uvas, pero esas últimas solo con el fin ’acompañar’ a tal vino espumoso.
Otra teoría es que la tradición nació para hacer caso omiso a un bando municipal que sancionaba las actividades ruidosas de los madrileños en Navidad, por lo que los ciudadanos salieron a la calle y optaron por comer uvas en la actual Puerta del Sol, acto que coincidió con el 31 de diciembre.
Según la tradición, en la mesa se colocan 12 uvas delante de cada comensal que simbolizan los 12 meses del año y deben comerse con cada una de las campanadas del reloj.
Con el pasó de los años, esta costumbre se extendió primero en España y luego de manera oral llegó a suelo mexicano, así como a diversos países de habla hispana, tales como: Venezuela, Argentina, Ecuador, Perú, Chile y Colombia.
Actualmente, señala el sitio web ’cartademexico.com’, a las 24:00 horas muchas familias se reúnen alrededor de la mesa y al sonar de las campanadas que usualmente son escuchadas por radio o televisión piden 12 deseos, la mayoría relacionados con la salud, la fortuna y el amor.
En esos últimos segundos del año, algunos se concentran en 12 propósitos por los que deberán trabajar todo año para alcanzar, los más usuales son: bajar de peso, hacer ejercicio, terminar la tesis, viajar, dejar de fumar, ahorrar, conseguir un ascenso laboral o a aprender a hablar un nuevo idioma.
Además, se cree que aquellos que se terminen las 12 uvas en los primeros 60 segundos del Año Nuevo tendrán buena suerte durante los siguientes 365 días.
Esta tradición se acompaña con una rica y basta cena, así como con un brindis en el que se comparten los buenos deseos para el nuevo año que estará por comenzar y un abrazo que cada miembro de la familia o amigo se da para festejar la unión.