Texcoco, Edomex.- La huelga que prevalece en Chapingo tiene mucho de semblanza taurina: son intensas sus zonas de luces y sombras, de sus protagonistas y también de los escenarios a donde se ha llevado el conflicto.
Esta ha sido una huelga de magníficas contradicciones, pesimismos y esperanzas calculadas y de mucha victimización.
De lo particular a lo general, de manera inductiva esto se aprecia, por ejemplo en el quejumbroso tono de un comunicado que ha hecho circular, hace unas horas en las redes sociales, el propio rector, Doctor Sergio Barrales: bajo el título de ’Las presiones sindicales en Chapingo, suben de tono’, el aún funcionario universitario aduce lo siguiente: «La solución del problema es ceder ante decenas de argumentos que se inventa el sindicato al momento… tal vez ni les importe, el daño que se le causa a la universidad…’.
Más adelante sentencia: ’La negociación con el Sindicato de Trabajadores Administrativos de la Universidad Autónoma Chapingo (STUACh), está llegando a su máxima expresión. Sus agremiados realizan en la CDMX manifestaciones públicas donde no se respetan derechos civiles, ni morales, utilizando la mentira y la agresión verbal como argumento para lograr el respaldo público y arrancarle a la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) el dinero que exigen con sus movilizaciones.
’Como estrategia de negociación la UACh nombra a una comisión negociadora que se encarga de llegar a acuerdos con los sindicatos, teniendo a la JFCyA como mediadora. Producto de esos trabajos, en este momento la universidad ofrece 3.35% de incremento salarial, la entrega de un bono de $12,100 pesos por trabajador y el extraordinario premio por causar daño a la universidad, del 100% de salarios caídos. Pero quieren más.
’Por lo pronto seguimos aquí, aguantando los miles de ataques a la institución y a la persona del Rector, cuya única razón de soportar todo lo que ha sucedido y lo que vendrá, es el convencimiento de que la Universidad Autónoma Chapingo debe seguir siendo una posibilidad de vida para muchos jóvenes mexicanos que puedan aprovechar la oportunidad de prepararse en ella; y también, para los trabajadores que de aquí hemos logrado crecer y hacer crecer a quienes nos rodean. Aquellos, quienes solo ven en la universidad una posibilidad de apropiarse de su dinero, que sigan luchando y buscando allegados que como ellos, aspiran a desaparecer a Chapingo, a pesar de que algunos recibieron en su momento sus beneficios como estudiantes, y otros incluso, hoy pueden heredar un pedacito de ella a sus hijos’.
Por su parte, el maestro Miguel Ángel Leal Menchaca, destacado profesor de Preparatoria Agricola, del área de humanidades, también escribe el 3 de abril una emotiva carta abierta donde señala aspectos tales como los que se apuntan: ’A más de cuarenta días de inmovilizada nuestra Universidad, originalmente por las huelgas, primero la de académicos y, posteriormente la del personal administrativo, no se vislumbran posibilidades de solución. Al parecer las autoridades han tomado el conflicto a título personal y, lejos de plantear alternativas inteligentes o por lo menos conciliadoras, se han creído que con dos bonos y el pago 100 % de los salarios caídos los trabajadores deben levantar la huelga.
Posteriormente esgrime el siguiente punto: ’La actitud de las autoridades resulta altamente sospechosa y hasta premeditada en el desarrollo del conflicto. Primero se deshicieron de los alumnos pagando los pasajes a casa, con el argumento de que, con la huelga, corrían peligro (es claro que las autoridades planeaban una solución a largo plazo). Posteriormente se sacudieron a los académicos con el consabido No de doce mil pesos y el pago de salarios caídos. De esta manera se quedaron, autoridades y personal administrativo para, supuestamente llevar a buen puerto la solución de la huelga. Sin embargo, la relación sigue empantanada, y como afirmaba anteriormente, no se le ven posibilidades de llegar a un acuerdo y terminar con el conflicto’.
En su oportunidad, el líder sindical Luis Ortiz, integrante de la Comisión de homologación y retabulación, ha escrito varios textos de análisis, no simple opinión, dándole una suerte de seguimiento al actual movimiento de huelga en Chapingo.
’Quedó claro y así lo confirma la STPS, que en sus oficinas del piso 9 ubicado en Reforma se firmó un documento en el sentido de la corrección de SHCP, de fecha 6 de marzo de ese año, tenía los alcances de la solución de la huelga del STUACh, con el cual la UACh ofrecería al STUACh: 3.35% de incremento salarial, $12,100.** en vales de despensa, [2.4% en homologación] y 100% en salarios caídos. La oferta, ya escrita formalmente, sería valorada por la asamblea general del STUACh para la decisión correspondiente. La oferta avalada y comprometida por las instituciones jamás le llegó al STUACh tal cual se pactó. La que llegó fue mutilada en el camino, ¡exactamente! Por el que se dice H. Consejo Universitario; así de sencillo.
’La SADER fue contundente: los $13.7 millones de pesos, correspondientes, para ofrecer 2.4% en homologación están ya en Chapingo en capítulo 1000, respaldados para ser ejercidos de inmediato en el tabulador homologado. Los otros puntos ofrecidos el 6 de marzo los dio por hechos, sin objeción alguna’.
Mientras tanto, tal parece que el conflicto sindical se ha salido del calculado control de las autoridades universitarias.
Está en riesgo el semestre, el examen de admisión, el proceso de sucesión en rectoría.
Las movilizaciones de los trabajadores universitarios se multiplican en Texcoco y sus alrededores, en la CDMX.
Los alumnos urgen el regreso a clases.
Los maestros están por unificar esfuerzos para que se resuelva el conflicto.
Y las autoridades universitarias y el llamado Consejo Universitario de la UACh se regodean en improductivas sesiones. Si participan en esa especie de torneos de retórica de buró, pero no resuelven la problemática fundamental.
La huelga que prevalece en Chapingo tiene mucho de semblanza taurina: son intensas sus zonas de luces y sombras, de sus protagonistas y también de los escenarios a donde se ha llevado el conflicto.