Por Flor Goche
México, 18 Oct (Notimex).- Las mujeres con diabetes tienen 23 por ciento más riesgo de padecer cáncer de mama y 38 por ciento más probabilidades de morir a causa de esta enfermedad respecto de quienes no son diabéticas, reveló el estudio holandés “Un meta análisis sobre el cáncer de mama y el cáncer colorrectal en pacientes diabéticos: mayores tasas de incidencia y mortalidad”.
La vocera de la Federación Mexicana de Diabetes, Martha Rangel Hernández, explicó que los altos niveles de insulina en el cuerpo pueden ser un factor de riesgo para el cáncer de mama, ya que es una hormona que favorece el crecimiento de las células.
Detalló que un momento crítico es justo en la etapa previa a la diabetes, cuando el cuerpo produce una mayor cantidad de insulina para poder mantener los niveles de glucosa normales.
Asimismo, señaló que el sobrepeso y la obesidad que son factores fundamentales para el desarrollo de la diabetes también incrementan el riesgo de padecer cáncer de mama, pues el tejido graso produce hormonas que pueden dar lugar al crecimiento de células malignas.
A su vez, el cáncer constituye un factor de riesgo para la diabetes en tanto que su tratamiento, particularmente el suministro de esteroides a las pacientes que se someten a quimioterapias, altera el metabolismo de los carbohidratos, lo que con el tiempo puede derivar en elevados niveles de glucosa.
“Es por ello que cuando hay una paciente con cáncer de mama vigilan de manera muy estrecha sus niveles de glucosa”, indicó la especialista en medicina familiar.
Alertó sobre la importancia de la detección temprana del cáncer de mama y expuso que la sobrevida de una paciente detectada en estadio uno es hasta de 95 por ciento, mientras que cuando se diagnostica en estadio cuatro la situación cambia drásticamente al ser la sobrevida a cinco años de tan sólo el siete por ciento.
La educadora certificada en diabetes recomendó llevar una vida saludable, practicar la autoexploración mensual desde los 20 años de edad, realizarse exámenes clínicos anuales a partir de los 25 años y recurrir a las mastografías a partir de los 40.
A las mujeres con antecedentes de cáncer en su familia aconsejó empezar a estudiarse 10 años antes de la edad en que diagnosticaron esa enfermedad a su pariente.