ESTADO DE MÉXICO, (16 de enero del 2023). Ha pasado un año, cuatro meses y 23 días desde que el empresario ganadero, Jhovany Aguirre Benitez fue ingresado a la cárcel por órdenes de un mafioso de la zona centro de México, sin que hasta la fecha, haya prueba alguna de las acusaciones en su contra.
La víctima denunció que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México y las autoridades ministeriales lo mantienen preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México gracias a las redes de corrupción que tiene el capo de la droga Álvaro Sánchez Sánchez.
Apenas el 30 de diciembre de 2022, el hampón conocido como “La tía”, “Pollo” y “Tartamudo”, identificado por las autoridades del Estado de México y del gobierno federal como un narcotraficante de altos vuelos que ha amasado una fortuna cuantiosa mediante el tráfico de armas y de drogas que introduce a México desde Centroamérica a través del estado de Chiapas.
Álvaro Sánchez Sánchez se presentó y dio una identidad falsa a elementos de la policía municipal de El Marqués; Querétaro, dijo llamarse Manuel, sin embargo su mujer si dio su nombre real, a pesar de que se les encontró un tigre y varias armas, reportan que ya fueron liberados, la detención se dio en la Carretera Estatal 200-210 tras incurrir en un hecho de tránsito tras lo cual se les marcó el alto, sin embargo estos no se detuvieron y huyeron, los municipales lograron colocar una patrulla para obstruir su paso y fueron detenidos.
Según reporta la SSP de El Marqués los detenidos fueron presentados ante la FGR, de poco valió porque ya fueron liberados, de estos se sabe que se refugian o viven en Tequisquiapan; Querétaro.
Sánchez Sánchez, de acuerdo con la información consultada, encabeza una célula delictiva que tiene su base en el Estado de México, pero también tiene amplios dominios en Guerrero, Michoacán, Morelos y ahora opera en el sur de Veracruz, particularmente en los municipios de Jesús Carranza y otras demarcaciones de esa región.
Junto a Álvaro Sánchez y/o Felipe Sánchez trabaja Lorenzo Sánchez Sánchez, su hermano, quien responde al apodo de “Lencho” o “El Señor de los Caballos”. Además, se mantiene en libertad pese a contar con una orden de captura por parte de autoridades de Estados Unidos, en la que se le acusa del delito de conspiración para traficar drogas, donde además, se identifica con un tercer nombre: Noé Arce Sánchez, según la ficha WI1515730.
El nombre de Álvaro Sánchez y/o Felipe Sánchez salió a relucir tras el pleito que enfrenta con Jhovany Aguirre Benitez, un empresario ganadero afincado en el municipio veracruzano de Jesús Carranza y que es originario de Luvianos, Estado de México.
Según cuenta Jhovany Aguirre Benitez, un empresario ganadero afincado en el municipio veracruzano de Jesús Carranza, en una denuncia de hechos que presentó ante la Fiscalía General de la República (FGR), él conoció a Álvaro Sánchez Sánchez en 2017 en el municipio de Luvianos, en una fiesta patronal de su pueblo. Se lo presentaron unos vecinos, según dijo, y trabaron una amistad que terminó en conflicto.
Aguirre Benitez dice ser un empresario dedicado a la ganadería desde hace varios años. A través de una red de transporte que posee, distribuye ganado por varios estados y de ahí obtiene ganancias cuantiosas que le permiten tener una vida holgada, según declaró.
De acuerdo con su denuncia de hechos, a principios de diciembre de 2020 recibió una llamada en su celular. Era Álvaro Sánchez. Según relató, el presunto capo le dijo: “Mira, Jhovany, este año me ha ido muy mal en mi negocio por la línea de trasiego de Tapachula a Querétaro, y me he dado cuenta de que tú tienes varios camiones donde transportas tu ganado, que tu empresa es muy reconocida y las empresas para las que trabajas también gozan de excelente prestigio; me he percatado de que la policía no te revisa tus camiones. ¿Por qué no me ayudas a transportar droga, y así me ayudas a recuperarme un poco?
“No, viejo, no te confundas, a mí ese tipo de negocios no me interesan. Discúlpame, pero no te puedo ayudar. Yo tengo una empresa limpia, que me ha costado toda una vida de trabajo y no la puedo exponer por ti ni por nadie”, le dejó en claro para ese entonces.
Algunos días después, Sánchez Sánchez le volvió a llamar para insistir en que entrará al negocio del tráfico de drogas, pero Aguirre Benítez dice que se negó de nueva cuenta. En un tercer intento, a principios de enero de 2021, según contó, el presunto capo, envalentonado por el alcohol, le volvió a llamar y lanzó la amenaza directa: “Mira, hijo de tu reputa madre, si no estás conmigo estás en mi contra, y a los que están en contra mía se los carga la chingada. No me quisiste ayudar a pesar de que te lo pedí varias veces y de la mejor manera. Ahora atente a las consecuencias. Te voy a matar, te voy a quebrar hijo de tu puta madre”.
En su testimonio ministerial, Jhovani Aguirre expone: …“Yo le colgué porque tengo entendido que este malandro le paga grandes cantidades de dinero a la Fiscalía de Veracruz, Ciudad de México, Estado de México, Querétaro”.
Y, en efecto, la negativa de Jhovani Aguirre tuvo consecuencias. Álvaro Sánchez movió sus influencias y preparó varias coartadas para vengarse. La primera andanada fue fabricarle una acusación por robo con violencia. Para ello, le pagó a varias personas para que lo acusaran del despojo de dos mil 500 pesos a una señora. Se integró la carpeta 699/2021, radicada en Tlalnepantla, Estado de México.
Para incriminar al empresario Jhovani Aguirre, Álvaro Sánchez, mediante sobornos, buscó a sus aliados en la policía y agentes ministeriales para enderezar otra denuncia contra Aguirre Benítez por el delito de trata de personas. “Ahí señalan que me dedico a prostituir a mujeres”, dice Aguirre en su denuncia. El caso llegó a la Fiscalía Especializada en Trata de Personas, en el Estado de México, y, pese a la falsedad, se integró la carpeta TOL/FPT/017/127144/21/05.
Sánchez Sánchez también presentó denuncias en contra de Yuridia Gallardo Maldonado, esposa de Jhovany Aguirre; su hermano Fermín Aguirre, a quienes acusó del delito de secuestro –carpetas 23/2021 y 710/2021 – y, por si fuera poco, el 14 de agosto del año pasado, Jhovany Aguirre fue acusado de portación ilegal de arma y posesión de cocaína con fines de comercialización.
En su denuncia de hechos cuenta que ese día fue bajado violentamente de su vehículo. Los agentes pagados por Sánchez Sánchez revisaron su automóvil y de debajo del asiento del copiloto sacaron una pistola calibre .380 que ellos mismos sembraron, relata.
Jhovany Aguirre fue puesto a disposición del Ministerio Público Federal y 17 horas después las autoridades realizaron otra revisión a su vehículo y hallaron un paquete con mil gramos de cocaína. Con base en el “hallazgo” fue acusado de portación de arma sin licencia y posesión de droga con fines de comercialización. El juez de la causa lo vinculó a proceso y desde entonces está preso en el reclusorio Norte de la Ciudad de México.
De acuerdo con la denuncia que Aguirre presentó ante la FGR, poco antes de ser formalmente encarcelado, se presentó ante las autoridades Álvaro Sánchez. Ahí lo encaró y le dijo: “Ya valiste madre por pendejo, por no querer ayudarme, y nada más porque la policía fue grabada cuando fuiste detenido, porque de otro modo, te hubieran entregado conmigo y ahorita ya estuvieras quebrado.
A lo largo de más de un año de encarcelamiento, Jhovany ha demostrado la falsedad de las acusaciones en su contra. Cuando ya estaba por obtener su libertad, vino otro golpe de Álvaro Sánchez. Dichas acusaciones, según cuenta la víctima, carecen de lógica, ya que se le atribuye un presunto secuestro de una persona para el cobro de una recompensa de 100 mil pesos. El monto, refiere, es una cantidad insignificante, ya que sus finanzas como empresario ganadero rondan los 400 millones de pesos.
A través de uno de sus aliados, el comandante de la Policía Ministerial del Sur de Veracruz, José Wong Reyes, la madrugada del 27 de julio hombres encapuchados irrumpieron con violencia en el rancho “El Tapatío”, propiedad de Jhovany Aguirre, y se llevaron a dos mujeres trabajadoras —Madai Hernández y Laura Pedraza—, quienes fueron torturadas para que reconocieran su culpabilidad en el secuestro.
Las mujeres detenidas fueron interrogadas a gritos. Les preguntaban si ellas eran las cabecillas de la banda de secuestradores. A una de ellas le dijeron que si no se declaraba culpable iban a violar a su hija menor delante de ella, por lo que vivieron horas de terror y violencia. Tras ser puestas a disposición de las autoridades, las dos mujeres fueron liberadas por falta de pruebas. Todo fue armado para intimidar y sembrar terror. El objetivo de Sánchez Sánchez, según dijeron las detenidas, era incriminar a su jefe —Jhovany Aguirre— ahora por el delito de secuestro.
Lo anterior fue llevado hasta la Fiscalía del Estado de México, la cual, se comprometió desde el 22 de noviembre de 2022 a revisar el caso, pero el presunto grado de implicación en el caso, provocó que no cumplieran con su palabra. A casi dos meses del compromiso, no ha habido ningún avance.