Manuel Godínez
Contrapapel.- Hace cuatro años, mientras los primeros rayos del sol apenas se asomaban en el municipio de Chimalhuacán, Estado de México, Diana Velázquez Florencio salió de su domicilio tras una discusión con su madre, pero al salir, fue raptada y asesinada por su novio.
Hoy, su madre Lidia Florencio, quien se encuentra en una silla de ruedas por una lesión en la pierna, sigue en espera de que el Estado mexicano le haga justicia a su hija.
Aquel 2 de julio, y tras varias horas sin reportarse, la familia de Diana se apresuró para alertar a las autoridades municipales y estatales de la desaparición. Ante el desinterés del personal de la Fiscalía Mexiquense de Chimalhuacán, Diana fue encontrada torturada y sin vida.
Más tarde, se supo que Jesús Alejandro, novio de Diana, junto a un amigo, le robaron los celulares, y bajo el pretexto de que no los denunciara, la violaron y asfixiaron hasta matarla. Hoy, después de todo lo padecido, el sujeto ya se encuentra detenido en espera de que sea enjuiciado.
Lidia, quien siempre recuerda que su joven hija se dedicaba a vender dulces para poder ahorrar y comprar una laptop que le permitiera estudiar la universidad de una manera más cómoda, padeció la negligencia de las autoridades aun estando muerta.
Una vez que fue hallada, las autoridades trasladaron el cuerpo hasta el Servicio Médico Forense, donde el reporte policiaco señalaba que se trataba de una persona del sexo masculino. Ahí, la hermana de la joven, Laura Vázquez, se enfrentó a una imagen que aun atormenta su memoria.
“Les pedí que me mostraran su peinado y fue como la reconocí; también por su ropa”, el short de mezclilla, la chamarrita azul y sus botas. Fue cuando Laura supo que sí, que era ella. En ese momento yo quedé en shock (debido al nivel de putrefacción del cuerpo)”, relató Laura.
Además, explicó la joven, su hermana estaba en una posición diferente a lo que establece el expediente.
“En la carpeta dice que la hallaron boca abajo, en la foto ella estaba boca arriba, se le veían los senos. La escena fue manipulada, se ve que tomaron esa fotografía para el morbo”, detalló.
La amenaza de volver a matar provocó su captura
También en 2017, Jesús Alejandro estaba borracho cuando Alejandra, su última ex pareja se acercó a pedir el dinero que necesitaba para preparar la comida, pero él, le gritó y la amenazó diciéndole que, no estuviera chingando, o de lo contrario, la iba a matar, “porque no serías la primera, eh…”
Alejandra narró que el feminicida confeso le contó cómo junto a otro sujeto mató a una joven el 2 de julio de 2017, apenas unos días atrás, por lo que gracias a la denuncia de la pareja fue posible que tres años después, en julio de 2020, las autoridades del Estado de México lo detuvieran.
En junio de 2020, Alejandra acudió a la Fiscalía de Chimalhuacán a denunciar a Jesús, ahí, recordó que los celulares que pertenecían a Diana se los dio su pareja.
“Cuando recibí la llamada de los familiares de Diana, Jesús me dijo que les dijera que había comprado el celular en el mercado”, recordó la joven.
El juicio
El pasado lunes 23 de junio de este año, arrancó el juicio oral por el feminicidio de Diana, y en la audiencia inicial, ocho testigos desfilaron frente al juez para corroborar la versión en torno a la confesión que hizo el presunto feminicida a su ex pareja.
Los testimonios que se presentaron durante esta primera audiencia fueron los de la madre, la hermana y el tío de Diana. También estuvo Alejandra, su papá y su tía; un policía municipal de Chimalhuacán y el fiscal del caso
Durante las cuatro horas de la audiencia inicial, el acusado se mantuvo inmóvil, desde un cuarto con divisiones de cristal, donde observaba al juez y a sus abogados.
Durante la participación del fiscal, Jesús daba señales de estar nervioso, especialmente cuando el fiscal culminó su participación advirtiendo que: “no queda duda que fue este hombre”.
Al salir, la familia de Diana, a través de Gabriela Amores, asesora de las víctimas, insistió que buscan una sentencia ejemplar, “se está pidiendo la pena máxima para el feminicida, en un estado donde los feminicidios son todos los días en cualquier momento”.
