Manuel Godínez
Contrapapel.- El consumo de bebidas alcohólicas, por sí solo, ocasionó un promedio de 85 mil muertes anualmente entre 2013 y 2015 en el continente americano, región donde el consumo es 25% mayor a la del promedio mundial, según un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicado el pasado lunes.
El consumo de alcohol “está asociado con muertes que se pueden prevenir y con muchos años de vida con discapacidad”, por lo que se deben adoptar medidas de salud pública, políticas y programas eficaces, viables y sostenibles para reducir el consumo de bebidas alcohólicas.
“Este estudio demuestra que el consumo nocivo de bebidas alcohólicas en las Américas debe ser una de las mayores prioridades de salud pública”, afirmó el doctor Anselm Hennis, director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de ese organismo.
El análisis de los datos de mortalidad en 30 países de la región muestra que el 64.9% de las muertes, corresponden a personas menores de 60 años y se debieron principalmente a hepatopatías y a trastornos neuropsiquiátricos, como la dependencia del alcohol.
El consumo de bebidas alcohólicas es un factor contribuyente en más de 300 mil muertes (5.5%) al año en la región.
Respecto al género, los hombres que murieron por consumir bebidas alcohólicas fue mayor al de mujeres, y los hombres representaron 83.1% de las muertes atribuibles exclusivamente a ese consumo.
Las mayores disparidades de género se hicieron evidentes en El Salvador y Belice, mientras que esta brecha fue más pequeña en Canadá y Estados Unidos
Cerca de 80% de las muertes en las cuales el consumo de bebidas alcohólicas fue una “causa necesaria” ocurrieron en tres de los países más poblados: Estados Unidos (36.9%), Brasil (24.8%) y México (18.4%)
Las tasas de mortalidad atribuible al consumo de bebidas alcohólicas fueron más elevadas en Nicaragua (23.2 por cada 100 mil habitantes) y Guatemala (19 por cada 100 mil habitantes), aunque en estos países el consumo per cápita de esos productos fue relativamente menor.
Los resultados de este estudio indican que los países de ingresos altos tienen un mayor consumo per cápita de bebidas alcohólicas mientras que los países de bajo y mediano ingreso tienen una mayor tasa de mortalidad atribuible al alcohol para el mismo nivel de consumo de esas bebidas.
Las mayores tasas de mortalidad probablemente se deban al acceso relativamente menor a servicios médicos, a limitaciones en cuanto al transporte en situaciones de urgencia, a la escasez de información sobre salud, a la falta de una buena nutrición y a otros factores que podrían hacer que el consumo de esas bebidas sea más perjudicial.
Durante la pandemia de covid-19, las bebidas alcohólicas se han promovido por las redes sociales y su disponibilidad ha aumentado en muchos países debido a la mayor facilidad de acceso a las compras en línea y las entregas a domicilio.
Adicionalmente, los puntos de venta de bebidas alcohólicas, como bares y clubes nocturnos, atraen multitudes que no respetan el uso de mascarillas ni practican el distanciamiento social.
“Al comenzar a planificar el retorno a una nueva normalidad, es preciso proteger y fortalecer las políticas sobre el consumo de bebidas alcohólicas”, alertó la doctora Monteiro.