México, 12 de abril de 2021.- Las diversas acciones fallidas para enfrentar la pandemia por Covid-19 en nuestro país, provocaron la pérdida de vidas a causa del virus y otras afecciones a las que se dejó de dar atención por priorizar a los contagiados de coronavirus, reveló un estudio realizado por un grupo de especialistas que colaboran con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El estudio fue elaborado por un grupo de especialistas entre los que figura el Departamento de Salud Global en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Emory, en Estados Unidos, quien a través de su presidente, Carlos del Río, han realizado algunas declaratorias sobre el estudio.
De acuerdo a este estudio, nuestro país ocupa el cuarto lugar en exceso de mortalidad con cerca de 43% más de muertes registradas en 2020, sólo por debajo de Perú, Ecuador y Bolivia quienes han tenido una mayor mortalidad entre los países analizados, explica Carlos del Río, coautor del estudio.
En entrevista para un medio mexicano, Del Río mencionó que “Si México hubiera tenido un desempeño similar al de los otros países donde el exceso de mortalidad fue de 17%, hubiera habido 190 mil menos muertes”.
La investigación señala que un 61.2 por ciento de estas muertes en 2020 que no se han relacionado con un diagnóstico de COVID-19, son probablemente atribuibles a la enfermedad, ya que el acceso a las pruebas y diagnóstico en nuestro país ha sido muy limitado.
Mientras tanto, el resto de los fallecimientos tendrían que ver indirectamente con la pandemia, ya que no se atendieron las demás afecciones de la misma manera.Datos de la Secretaría Salud, indican que a diciembre de 2020, el diagnóstico de desnutrición, afecciones cardíacas, cáncer de útero, diabetes y cáncer de mama se había reducido en 56, 45, 34, 27 y 20% respectivamente.
Del Río, asegura que nuestro país, además de la pandemia, enfrentó una serie de problemáticas que complicaron la batalla contra el virus, como la falta de liderazgo “Una de las principales fallas es el liderazgo. Cuando tienes un país como Estados Unidos con pobre liderazgo (como el de Trump) e instituciones fuertes (como la FDA, por ejemplo), el desempeño es malo; cuando tienes un país con pobre liderazgo e instituciones débiles como en el caso de México, el desempeño es aún peor”.
El estudio añade que en nuestro país, las autoridades no tomaron decisiones contundentes en el momento adecuado, relegando a instituciones de la talla del Consejo General de Salubridad, por lo que se perdió tiempo valioso.
Otra de las problemáticas que nuestro país enfrenta es el de la comunicación ya que “durante la crisis ha sido mala. ¿Cuántas veces han dicho que ya se va a terminar esto? Todavía se sigue sin recomendar de forma contundente la mascarilla”. (Refiriéndose a las acciones del presidente Andrés Manuel López Obrador)
“Por temor de que los hospitales llegaran a un punto de saturación –dice textual el estudio– las autoridades difundieron información que alentaba a los pacientes a sobrellevar la enfermedad en el hogar y no buscar atención médica a menos que se presentaran síntomas graves. Esto ha contribuido a las altas tasas de mortalidad. De hecho, se estima que 58% han fallecido fuera del hospital”, añadió del Río
Sumado a esto, el sistema de salud de nuestro país se encontraba ya de por sí fracturado, y terminó por romperse por completo. Las instituciones de salud estaban muy limitadas para poder responder de forma eficaz a la epidemia. “Es incluso un problema de instituciones de salud ya en crisis. Un sistema de salud que no tenía las condiciones para responder bien”.
Del Río mencionó que otra de las fallas identificadas en el país es la poca realización de pruebas para identificar contagios, “lo que disminuyó la capacidad para detectar brotes, diagnosticar pacientes, controlar la transmisión y estimar adecuadamente la carga de COVID-19 en el país”, hasta marzo de 2021, nuestro país ocupa el puesto 155 en pruebas por millón de habitantes, de 203 países con información disponible.
Finalmente, la carga de comorbilidades presentes en la población termina por ser un factor, que aunque no es determinante para la gravedad de la enfermedad, también han tenido un peso importante en el exceso de mortalidad.
